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“El 26 de febrero prendimos la ciudad de la Quince pa´rriba, la tropa en todas partes, vi matar muchachos a bala, niños a bolillo, a Guillermito Tejada lo mataron a culata, eso no se olvida. Que di piedra y me contestaron con metralla”
“Fragmento el atravesado”. Andrés Caicedo

Durante los meses de febrero y marzo de 1971, una gran cantidad de estudiantes de todo el país se encontraron en una lucha sin precedentes en la historia de la universidad colombiana, resultado de una serie de movilizaciones donde convergía variados actores de diferentes puntos de la geografía nacional.
El panorama general de sus luchas sin variaciones sustanciales hasta nuestros días, se planteaba sobre reivindicaciones como la autonomía universitaria, la posibilidad de participación democrática real en la toma de decisiones administrativas, políticas y académicas al interior de las universidades por partes de estudiantes y profesores, la restructuración de la conformación de los consejos superiores de las mismas, contra la injerencia de la empresa privada y las multinacionales y por la libre cátedra. En el caso particular de la universidad del valle, se adelanta un paro general estudiantil prolongado durante quince días, iniciando en contra de las políticas esgrimidas por el recto Alfonso Ocampo Londoño, a quien acusaban, entre otras cosas, de realizar “a dedo” la lección del decano de la facultad de economía, burlando la normatividad existente para su nombramiento.

Luego de una manifestación denominada “la toma sin bolillo” donde a través de actos culturales realizados el jueves 25 en la plaza de Caicedo, los estudiantes realizaron sus denuncias ante la comunidad caleña, el rector Ocampo Londoño autoriza el ingreso de la fuerza pública a la universidad para desalojar a los manifestantes que permanecían desde el 15 de febrero en el edificio de la rectoría. Los estudiantes convocan una “retoma” de la universidad para la mañana siguiente, convocatoria que cuenta con una multitudinaria respuesta por parte de estudiantes de otras instituciones educativas de la ciudad. La manifestación estudiantil es fuertemente reprimida por parte de la fuerza pública que abrió fuego contra la multitud:

El 26 de febrero de ese año, los estudiantes se reunieron en la “vieja” universidad del valle en San Fernando y a las 9:30 de la mañana cuando lanzaban arengas, un soldado disparo contra la multitud dando muerte a Edgar Mejía Vargas, conocido como “Jalisco”.

En ese momento se formo la grande, iniciándose minutos más tarde una manifestación que llevo del hospital Departamental al centro de la ciudad, registrándose disturbios en el recorrido, lo que dejaron un saldo de 18 muertes hacia las 6:00 de la tarde, lo que obligo a la administración departamental y municipal a ordenar el toque de queda.2

Centenares de estudiantes se dispersaron hacia el centro de La ciudad donde la ciudadanía se unió en un solo clamor por la indignación que causo la respuesta desproporcionada de la autoridad: hubo pedreas, escaramuzas y tropeles callejeros q causaron cuantiosos daños, saqueos, decenas de heridos y varios muertos. Para la historia oficial, el único estudiante muerto fue Edgar Mejía Vargas, y junto a él 6 personas más de la comunidad. El orden público, contra la indignación popular fue restablecido a sangre y fuego y el gobierno adopta una medida sin precedentes en la ciudad decretando el toque de queda desde las dos de la tarde en Cali y durante los días siguientes. La cacería de brujas en busca de “izquierdistas” al interior de la universidad no se hizo esperar hubo detenciones y el exilio de varios estudiantes.

¿Fue esta una manifestación espontanea de rebeldía juvenil sin argumentos y sin  precedentes?

Lejos de parecerlo, las manifestaciones estudiantiles de la época son el resultado de la consolidación de procesos organizativos construidos con una solida argumentación sobre problemáticas puntuales de la educación y el país.

Este periodo estuvo fuertemente marcado por la radicalización de movimiento y las organizaciones estudiantiles al interior de las universidades, principalmente las públicas, producto de la marcada influencia de la izquierda, incluyendo las vanguardias armadas. El clima de agitación política del país, igualmente, colocada a la lucha armada como la principal alternativa de cambio frente a las escasas opciones q la sociedad ofrecía. En diferentes espacios universitarios del país se evidencio el orden y fortalecimiento de organizaciones estudiantiles q exigían reestructuraciones sustanciales en las universidades en todos sus niveles y consiguieron alcanzar algunas reformas importantes, entre las cuales destaca el establecimiento de un cogobierno universitario, proyecto  liderado en gran parte por la Federación de Estudiantes De La Universidad Del Valle, FEUV :

en Cali, por ejemplo, desde 1970 había venido gestándose un movimiento estudiantil muy bien organizado y exitoso, consiguió cambiar exitosamente la cara y todo el modus vivendi de la universidad del valle, cuyas estructuras internas eran rígidas y autoritarias y cuya composición estudiantil era francamente elitista. Fue un movimiento con orientación izquierdista y con la participación de muchos jóvenes de clase media y de clase alta de esta ciudad, un movimiento q culmino en la salida del rector, Alfonso Ocampo Londoño, y la terminación de los convenios en la Universidad del valle y fundaciones norteamericanas como la Ford y Kellogg.” 3

La experiencia organizativa, las propuestas políticas y el proyecto de ideológico de la FEUV, marcan un hito en la historia de las movilizaciones estudiantiles en las universidades colombianas. La perspectiva política esgrimida por las y los universitarios, llevo a un acercamiento progresivo con otras organizaciones sociales y populares, al punto de concretar movilizaciones y acciones reivindicativas q engrosaron las luchas sociales y populares a lo largo y ancho del país. Centenares de invasiones campesinas y huelgas obreras contribuyeron al desarrollo del movimiento estudiantil, y éste, a su vez, amplio los horizontes de sus luchas a sectores sociales diversos. En medio de las grandes dificultades las y los estudiantes de aquella época se sumaron a la combate por la construcción de una nueva democracia y probaron que, en su curso, se pueden conquistar importantes reivindicaciones.

“la dicha de la memoria contra el olvido es la lucha del hombre contra el poder.”
Milán Kundera.

1 Carlos Andrés Muñoz Gaviria. Estudiante de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos. Proyecto cultural Su-Versión Universidad del Valle.
3 En: CASTELLANOS, Gabriela. La segunda ola de feminismo. http://gabrielacastellanos.com